Científicos rusos: "Estamos entrando en una nueva glaciación".

A pesar de que por todos lados se habla del calentamiento global, cada vez se presentan más pruebas de que el planeta en realidad está entrando en una nueva era de glaciación. Habibullo Abdusamátov, doctor del Observatorio de Pulkovo de la Academia de Ciencias de Rusia, asegura que el planeta ya ha comenzado a enfriarse y esta situación afectará la vida en la tierra llegando a su punto máximo en 2055.

El jefe del sector de las investigaciones espaciales del Observatorio de Pulkovo de la Academia de Ciencias de Rusia, el doctor honorario Habibullo Abdusamátov declara que el planeta ya ha comenzado a enfriarse. Estudiando la periodicidad del cambio de la actividad solar, se pueden sacar las conclusiones sobre los calentamientos globales futuros y los descensos de temperatura. "Disponemos de datos que indican que la temperatura comenzará a bajar radicalmente a partir de 2014 hasta llegar a su pico en 2055", asegura el investigador.

"El descenso de temperatura llevará a lo que las áreas de siembra serán considerablemente reducidas. Además de los problemas con los productos alimenticios, será mucho más difícil la extracción del petróleo y el gas en la latitud norte. Surgirán problemas con el suministro de calefacción a la población. "El descenso de temperatura tocará a muchos, casi a todos, pero en general a los países norteños", advierte Habibullo Abdusamátov.

El pronosticado descenso prolongado de temperatura puede representar el quinto pequeño período glaciar en los últimos nueve siglos. Fenómenos climáticos semejantes se constataron en XIII, XV, XVII y en el siglo XIX.

"El descenso de temperatura afectará a muchos, a casi todos", advierte el investigador, destacando que "como ocurre a menudo, primero se habla de que todo esto es absurdo, que no es ciencia, que esto no puede ser, pero después resulta que algo al fin y al cabo tiene lugar".

"El reconocimiento de la teoría sobre el descenso de la temperatura corre por todo el mundo", informó Abdusamatov, que no obstante dio esperanzas al afirmar que las temperaturas no alcanzarán su nivel crítico, así que no se podría hablar de un cambio absoluto y definitivo de la temperatura de nuestro planeta.

Crecen los glaciares en Asia



Dos nuevas investigaciones aseguran que la masa de hielo en el Himalaya se ha expandido en los últimos años. Aseguran que aunque las emisiones de dióxido de carbono fueran detenidas, ya hay suficiente en la atmósfera como para atrasar el inicio de ese período geológico

Científicos han revelado que los glaciares de una de las cordilleras más grandes de Asia se han expandido en los últimos años, desafiando la tendencia general hacia el derretimiento.

Los expertos dicen que un estudio detallado de los glaciares de la cordillera de Karakórum, que atraviesa Pakistán, India y China, muestra una leve expansión, mientras que los glaciares del Himalaya se han empequeñecido.

Los investigadores señalan que, al parecer debido a una peculiaridad en el patrón climático, llega menos calor al Karakórum, al tiempo que las montañas reciben mayores cantidades de nieve.

Tradicionalmente se tiende a incluir dentro del concepto de Himalaya a la cordillera del Karakórum y a las montañas del Transhimalaya en el Tíbet.

Sin embargo, los geógrafos actuales separan el Karakorum del Himalaya. El Karakórum, que se encuentra al noroeste del Himalaya, es una cordillera con características geológicas propias, destaca Alkaid Ediciones, en su página en línea.

El Himalaya, cordillera situada en el continente asiático, se extiende por los países de Bután, China, Nepal, India, Tíbet y Pakistán, formando un arco de oeste a este de 2600 kilómetros, y de norte a sur de 350 kilómetros. No debe confundirse el Himalaya con la cordillera de Kunlun u otras cadenas de montañas.

Lo planteado por el grupo de científicos quizás podría chocar con apreciaciones de otros peritos en estudios como uno publicado a principios de 2012, que aludió al atraso de la próxima glaciación y la vinculó al efecto acumulado de la industrialización.

Estos investigadores estudiaron la sucesión natural entre las épocas glaciales y las más cálidas o interglaciales, iniciadas cerca de tres millones de años.

Las emisiones de dióxido de carbono han llegado a unos niveles tan altos que un grupo de científicos de USA, Reino Unido y Noruega las han considerado suficientes para haber atrasado el comienzo de la próxima glaciación.

Los investigadores, indagaron sobre el inicio de las anteriores edades glaciales y calcularon que la transición a la próxima debería empezar dentro de unos 1,500 años, dijo BBC Mundo.

Ese estudio concluyó que aunque las emisiones de dióxido de carbono fueran detenidas mañana, ya hay suficiente en la atmósfera como para atrasar el inicio de ese período geológico, que se caracteriza por una bajada general de la temperatura y un aumento de los casquetes polares y los glaciares alpinos.

El papel del CO2



El CO2 fue el verdadero culpable del calentamiento del planeta que terminó con la última edad de hielo, hace 10.000 a 20.000 años, asegura un estudio que rebate a quienes ponen en duda que el cambio climático se deba a una acumulación de gases de efecto invernadero.

Hasta ahora, el papel del dióxido de cárbono (CO2) en el fin de la última glaciación estaba rodeado de incertidumbres y contradicciones.

"En las muestras de hielo de perforaciones en la Antártida, observamos que el aumento de temperaturas precedió a la concentración de CO2", concede Jeremy Shakun, del departamento de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Harvard y responsable de esa investigación, publicada el miércoles.

Muchos escépticos del cambio climático recurren a ese argumento para negar que los aumentos de temperatura se deban a los gases de efecto invernadero (entre ellos el CO2).

En las tesis de esa corriente, el final de la última edad de hielo se explica por una ligera variación orbital que podría haber provocado un aumento del impacto de las radiaciones en la superficie terrestre.

Los climatólogos del equipo de Shakun sostienen en cambio que la acumulación de los niveles de CO2, aunque no hayan desencandenado el calentamiento, lo amplificaron considerablemente.

Para probarlo, partieron del principio de que las burbujas de aire atrapadas en las muestras revelan el nivel de CO2 de la atmósfera a nivel global, pero que las temperaturas registradas en esas muestras sólo reflejan las variaciones en el lugar de la extracción. Esas temperaturas serían entonces representativas de la Antártida y no del planeta en su conjunto.

Los climatólogos reconstruyeron el modelo climático de la última glaciación utilizando 80 muestras geológicas (sedimentos marinos, terrestres y núcleos de capas de hielo) procedentes de diferentes zonas del globo.

Y los resultados, insisten, demuestran que el CO2 fue el principal causante del final de la última edad de hielo. "La variación orbital es el desencadenante, pero no va mucho más lejos (...). Nuestro estudio demuestra que el CO2 fue el factor más importante", subraya Shakun. "Observamos una gran correlación entre las temperaturas globales y el aumento de CO2. Y algo más interesante aún: el (aumento de) CO2 es posterior al calentamiento en la Antártida, pero precedió al calentamiento global", prosigue.

Según el estudio, la variación de la órbita terrestre ha iniciado el deshielo de una parte del casquete glaciar que recubría América del Norte y Europa y eso provocó el vertido de millones de litros de agua dulce hacia el Atlántico norte, perturbando las corrientes oceánicas que redistribuyen el calor a escala planetaria. Cuando ese climatizador natural se alteró, el calor se acumuló en el hemisferio Sur y el calentamiento se inició, por eso, en la zona de la Antártida.

Ese proceso acarreó a su vez el derretimiento del banco de hielo y liberó en la atmósfera el CO2 que había permanecido capturado hasta entonces en el océano. Y ese aumento de las emisiones de dióxido de carbono explica, finalmente, el calentamiento global.

Con semejante espiral de causas y efectos se produjo "una rápida salida de la última edad de hielo", resume Shakun. Una salida que se prolongó pese a todo 10.000 años, muchos más que los escasos dos siglos que los seres humanos han necesitado para provocar aumentos de temperatura equivalentes. "Los niveles de CO2 suben de nuevo. Pero esta vez, a la Tierra sólo le han hecho falta 200 años para registrar unas subidas equivalentes", afirma Shakun, quien insiste en el impacto de las emisiones originadas por las actividades humanas en el cambio climático actual.