10 naciones conformarán la nueva Unión Europea


Europa se dividirá:

En la práctica se están conformado dos uniones europeas a dos velocidades distintas. Los países del sur, denominados PIIGS (que no tiene referencia a los puercos sino que son los países de Portugal, Italia, Irlanda, Grecia y España por sus siglas en inglés) y que se han dado un exagerado nivel de vida, con un estado de beneficencia costoso y niveles de endeudamiento superiores a su capacidad productiva.

Y los países del norte de Europa: Francia, Bélgica, Austria, Finlandia, Luxemburgo, Holanda, Eslovaquia, Eslovenia, Estonia, pero sobre todo Alemania, en donde el férreo trabajo y la disciplina económica enfocada a largo plazo han logrado una fuerte maquinaria de producción que ha constituido la fuerza de todo el Euro, que arrastra a los países del sur y que los trata de rescatar con tal de que el experimento de la Unión Europea no se vaya a la basura. Pero eso ya no puede continuar así.


El costo es demasiado alto para los países del norte y ya se empiezan a tejer acuerdos y preparativos para llevar a cabo la conformación de una nueva alianza en la que se excluyan a los países “de la periferia” con problemas económicos, y permanezcan únicamente los productivos de “el corazón” europeo.

La próxima división de Europa es un hecho, lo podemos saber por las profecías de las Sagradas Escrituras, que además claramente indican que serán 10 países los que conformen la nueva “poderosa” unión europea, el nuevo Romano Imperio restaurado, el cuarto imperio profetizado por el Profeta Daniel (Dn 2).

Esa división y esa nueva conformación en diez naciones no resulta nuevo ni inquietante para los estudiosos de la Biblia. Lo interesante es constatar que últimamente se están teniendo encuentros a puerta cerrada para comenzar a tejer la “posible” unificación de Europa del norte justamente en diez naciones, como la reunión de la que informó Reuters el 9 de noviembre de 2011, en la que “funcionarios alemanes y franceses discutieron sobre un cambio radical para la Unión Europea que podría evolucionar hacia una más integrada y potencialmente más reducida zona euro”.

Dice San Juan en el Apocalipsis (Ap 13, 1) “Me paré sobre la arena del mar, y vi subir del mar una bestia que tenía siete cabezas y diez cuernos”. Los diez cuernos, siendo el “cuerno” en lenguaje bíblico la representación de una potencia, de un país, son las diez naciones que habrán de coaligarse para formar el nuevo Romano Imperio, cuarto imperio de Daniel. La bestia surgida del mar representa al Anticristo y a su gobierno mundial, a quien los diez presidentes cederán su poder una vez acordada la nueva unión europea. Las siete cabezas es el poder de la Iglesia, concentrado en la ciudad de las siete colinas, Roma, la cual sufrirá un cisma: un Papa legítimo, y al mismo tiempo un antipapa que apoyará y validará el gobierno mundial del Anticristo (2 Tes 2, 7). Posteriormente la destrucción de Roma (Ap 18, 15).

De todo lo que está sucediendo es ya un imperativo afirmar el fracaso del experimento de 13 años del Euro, el cual desesperada e inútilmente lucha por sobrevivir. Desde luego, el plan de ampliar los miembros de 27 a 35 en la década siguiente es ya un sueño guajiro del que todos se burlan y nadie se atreve siquiera a mencionar.

Cómo se irá conformando el “corazón” de la nueva Europa es algo que se tendrá que ir viendo gradualmente pero, por las Escrituras, podemos conocer ya el fin a que llegará ese proceso. Existen ya propuestas de la Comisión Europea para comenzar con sanciones y monitoreo de presupuestos a los países de la periferia. Luego seguirá la división de tipo más formal y delimitada.

Cuando el profeta Daniel (Dn 2, 40) visualizó el último imperio del mundo, el cuarto después de Babilonia, Grecia y Roma, y que San Juan precisó serán diez naciones, las visualizó como “hierro mezclado con barro”. Es decir, esas diez naciones aparentarán una gran fortaleza (el hierro), pero estarán conformadas sobre una realidad muy endeble (el barro), al tratarse de naciones con características culturales, lingüísticas, políticas y sociales muy distintas y, lo que es peor, sobre una ideología inmanentista muy frágil y artificial.

Claramente lo dijo Gabriel al Profeta Daniel: “Así como viste el hierro mezclado con barro, se mezclarán por medio de alianzas humanas; pero no se unirán el uno con el otro, como el hierro no se mezcla con el barro”. Eso nos revela que “el corazón” de la nueva unión europea se prestará para simular ante el mundo una alianza poderosa y unificada, mientras que cada uno seguirá persiguiendo sus propios intereses.

El falso mesías, el Anticristo, que en su momento se erigirá sobre esas diez naciones por acuerdo, tratará de controlar al mundo entero imponiendo desde allí, con el apoyo de Jerusalén y de El Vaticano por el aspecto religioso, un nuevo sistema económico y social, con un sofisticado mecanismo injertado que será imprescindible para que cualquiera pueda comprar o vender (Ap 13, 17).

Pero el destino de ese aparentemente “fuerte” imperio que intenta imponerse al mundo y que tratará de someter a los hombres incluso en su ideología, sus valores y sus creencias religiosas, será aniquilado por intervención divina en la Parusía, retorno glorioso de Jesucristo que acontecerá siete años después de que la nueva unión europea se haya conformado.

A diferencia de los tres imperios anteriores, el Imperio Romano restaurado será destruido directamente por Jesucristo. A Daniel le fue revelado bajo la figura de una enorme roca “no cortada por mano humana”, es decir de origen divino (Dn 2, 34 y 45), que golpeó y desmenuzó la unión formada por el hierro mezclado con el barro, lo que causó que la enorme estatua se desmoronara. Ese acontecimiento será operado directamente por Jesucristo en su Parusía, y es San Juan el que nos dice en qué lugar y en qué situación histórica concreta se dará la derrota del Anticristo por parte de Jesús: en el Valle de Armagedón (Ap 16, 13-16), y al final de los siete años del gobierno mundial del Anticristo y de su nuevo Imperio Romano restaurado.

El nuevo sistema del Anticristo (cuarta bestia de Daniel o “bestia salida del mar” de San Juan) llevará al mundo al borde de su total destrucción, pero Cristo prometió volver para salvar al hombre de su ruina y establecer su Reino de paz, justicia, amor y santidad verdaderas sobre todas las naciones. Esa es la buena noticia de todo esto.

Pongamos los ojos sobre lo que sucederá en Europa en los próximos meses. Esto es algo más cercano de lo que muchos puedan suponer.